jueves, 28 de junio de 2012

Noticia de una afición de primera

Una afición de primera


NOTICIA DE ANDRÉS ARMERO PARA MARCA: 

CÁDIZ, EL DRAMA DE UNA AFICIÓN IRREPETIBLE

Cuando el corazón va más rápido que la cabeza

  • Las palmadas de rabia al bus del equipo despertaron su sentimiento cadista

  • Las deudas, las dudas, el éxodo de futbolistas, demasiados problemas para un histórico. 

Setenta años y una bufanda atada a su frente. Lágrimas circulando por el carril para vehículos lentos de un rostro desencajado. Un cántico se transforma en súplica en los aledaños del Carranza. El bus del Cádiz se acerca, sus fieles lo abordan. Él lo abofetea con rabia. Cada palmada en su carrocería es un golpe al corazón de 25 hombres que representan a 125.000.
Dicen que un gaditano no puede definirse como tal si su alma no se estremece ante dos fenómenos paralelos: las chirigotas y el Cádiz CF. El deporte rey tiene una parada obligatoria en la bahía. Los chiringuitos se llenan de camisetas amarillas. Es día de partido. En la playa, un abuelo vende refrescos con el 10 a la espalda antes de acudir al estadio. Un guiño al pasado, la magia de un dorsal que otrora fue símbolo de gloria.
El espíritu de Jorge Alberto González Barillas, 'el Mágico', no pudo ayudar al equipo de su vida a ascender a Segunda. Jose González, el técnico que devolvió al Cádiz a la división de plata en la 2002-2003 tras nueve años de travesía en el desierto, tampoco. El histórico 'Submarino Amarillo' murió en la orilla contra el Lugo de Setién. El arbitraje en el partido de ida y varios errores manifiestos –como prescindir de Juanjo fuera de casa- no permitieron que el templo gaditano completase su enésimo milagro.

            El mismo palo de 2008

La afición abandonó el Carranza tras una tanda de penaltis que pasará a la historia negra del club. Otro portero salvado por su poste derecho. Héctor Yuste estrelló el sueño amarillo contra el palo emulando a Abraham Paz en el Rico Pérez en 2008. El desenlace fue idéntico, una pesadilla que se repite cíclicamente en la noches gaditanas de los últimos veranos: la Segunda B. 
Las dudas se amontonan en la nueva pasarela del Carranza. La deuda del club, las denuncias de cinco jugadores por impagos en la ficha del mes de mayo, la ausencia de un dirigente que continúe la obra de Irigoyen, el éxodo de futbolistas –sólo Aulestia, Dieguito y Moke tienen contrato en vigor- a otros equipos… Demasiadas puñaladas para una de las mejores hinchadas de España.  
La gente camina por el Paseo Marítimo con la mirada perdida. Carmelo, Kiko, Quevedo, Raúl López, Sandokán, Mágico González... Quizá sea el momento de volver a la esencia del cadismo. El bus que regresó casi vacío de Alicante, con la mayoría de sus actores en paraísos emocionales, enseñó a la grada amarilla que su amor no siempre se verá correspondido . Un hombre llora arrodillado junto a un banco. Es el vendedor de la playa, el anciano que inculcaba el sentimiento cadista al autobús del equipo. Está destrozado. Su Cádiz le ha vuelto a fallar.

PD: El equipo gaditano no solo representa a 125.000 personas (la ciudad de Cádiz), sino que representa prácticamente al resto de la provincia de Cádiz.

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